Una tarjeta de empresa es una de las opciones más usadas y valoradas a la hora gestionar los gastos de los trabajadores. Gracias a este tipo de soluciones, se pueden coordinar todos los gastos de los empleados en forma de asignación concreta con la que cuentan para sus gastos personales en su tiempo laboral.
Además, existen de diversos tipos y, según el tipo de empleado del que se trate y de las necesidades propias de cada puesto de trabajo, podrá ser más recomendable un tipo u otro.
Es una tarjeta que la empresa ofrece a sus empleados para que gestionen con ella determinados gastos asociados a la actividad laboral que realizan. Hay que tener en cuenta que, en ocasiones, los empleados realizan su trabajo más allá de las tareas rutinarias y propias que tienen lugar en la oficina.
Por ejemplo, si se piensa en una reunión de trabajo o una comida de empresa, o en los desplazamientos que los trabajadores tienen que realizar para visitar clientes (fijos y potenciales), o simplemente los gastos derivados de empleados que se encuentren desplazados de su lugar de residencia.
En todos estos casos, la empresa deberá sufragar los gastos derivados de estas actividades, puesto que son actividades asociadas a la labor de la empresa y las funciones que el propio trabajador tiene como tal.
Debido a esto, es necesario contar con un fondo económico destinado a estos gastos y que, al mismo tiempo, permita dejar constancia de qué gastos son los que se han sufragado con dicho fondo y en qué condiciones y cantidad.
De esta forma, surge el concepto de tarjeta de empresa, que no deja de ser una tarjeta con unos fondos determinados destinados a hacer frente a todos estos gastos mencionados.
Así que lo lógico es que todas las empresas tengan en mente no solo su existencia, sino que procuren disponer de ellas y ofrecérselas a sus empleados por todas las ventajas que tienen.
La variedad de tarjetas de empresa que se pueden encontrar es muy amplia. A grandes rasgos, se pueden distinguir dos tipologías concretas: por un lado, las destinadas a gastos concretos. Y, por otro, tenemos las destinadas a gastos generales.
Vamos a explicar a continuación las principales características de uno de estos dos tipos, dando ejemplos concretos de ellos.
Como su nombre indica, se trata de una tarjeta de empresa, pero que tiene la característica de que solo se puede utilizar para sufragar un tipo de gasto determinado y no para cualquiera.
Algunos buenos ejemplos se encuentran en las opciones Ticket Restaurant (cuyos fondos solo se pueden utilizar en alimentación y restauración) y Ticket Transporte (con fondos destinados en exclusiva para costear los desplazamientos del empleado).
En este caso, tal y como su nombre indica, una empresa la facilita al empleado para hacer frente a los gastos derivados de su actividad laboral. O lo que es lo mismo, a los denominados gastos generales.
Sin embargo, a diferencia de lo que sucede en el caso de una tarjeta para gastos concretos, las de gastos generales pueden ser usadas para costear cualquier tipo de transacción, lo que aporta mayor libertad al empleado.
Por todo lo que hemos explicado en este artículo, queda clara la necesidad de que las empresas tengan en cuenta que hay varios tipos de tarjetas que pueden poner a disposición de sus trabajadores.
Además de que conociendo la variedad de tarjeta de empresa que existen, sus funciones y los gastos a los que están destinados, su gestión será más sencilla y eficiente.
