Obtener una información veraz y completa sobre la marcha de la empresa con una fórmula de productividad es esencial para varios aspectos. Como determinar la situación de partida, la posición frente a la competencia, los obstáculos que dificultan la evolución y los fallos cometidos de cara a establecer las posibles soluciones y diseñar la estrategia futura de la compañía.
Por ello, en el ámbito empresarial existe, para el cálculo de la productividad, una fórmula que aporta esta visión global sobre la eficiencia del negocio.
Cuando hablamos de productividad global, nos referimos a cómo de bien se están usando los recursos de una economía en la producción de bienes y servicios. Es decir, cuál es la eficiencia de la gestión y administración de dichos recursos.
“Podemos definirla como una relación entre recursos utilizados y productos obtenidos y denota la eficiencia con la cual los recursos humanos, capital, tierra, etc. son usados para producir bienes y servicios en el mercado”, según la definición recogida en Productividad: Un Estudio de Caso en un Departamento de Siniestros por Erica Felsinger y Pablo Manuel Runza.
A diferencia de otros indicadores parciales, que se centran en un determinado aspecto de la actividad empresarial (como puede ser la productividad de los trabajadores, de la maquinaria o de un proceso), el índice de productividad global arroja una imagen integral sobre la situación de la compañía.
Así, evita caer en ideas erróneas sobre el estado del negocio que perjudiquen la toma de decisiones por no tener una fórmula de efectividad.
Por ejemplo, la plantilla puede ser altamente productiva, pero esto no significa que la empresa lo sea, pues quizá esa ventaja que aportan los trabajadores sea destruida por una ineficiencia grave en los canales de distribución.
Como señalan Julián Jiménez y Carlos Paredes, en el trabajo Factores que intervienen en el nivel de productividad de la empresa Dypers, “la medida de productividad total refleja el impacto conjunto de todos los insumos al fabricar los productos”.
¿Cómo se calcula este índice global de productividad? La productividad fórmula es ‘a priori’ sencilla y consiste en dividir la productividad obtenida y el consumo de todos los factores empleados para ello.
Productividad Global = Producción obtenida / Factores utilizados
Por ejemplo, una fábrica de coches dispone de 5 trabajadores (con un salario diario de 100 euros cada uno) que fabrican 10 vehículos cada jornada, cuyo precio de venta asciende a 30.000 euros. Para ello, la compañía destina una gran maquinaria, que supone un coste de 50.000 euros al día, más otros 25.000 euros en materia prima.
De este modo, en el cálculo de la productividad, la fórmula para este supuesto sería:
10 (coches) * 30.000 € / (5 trabajadores * 100 €) + (50.000 € de maquinaria) + (25.000 € de material)= 3,9
Esta cifra nos indica que la productividad es positiva si es superior a 1 (como es el caso) o, por el contrario, que es negativa, si se sitúa por debajo de 1.
No obstante, si queremos conseguir un reflejo lo más fidedigno posible sobre la realidad de la organización, la obtención de la productividad global no se configura en un algoritmo tan sencillo.
Hay que tener en cuenta numerosos factores que afectan a la actividad empresarial y que no siempre se expresan en la misma magnitud (moneda, tiempo, valoraciones numéricas…).
Así, en primer lugar, habría que realizar una conversión de las diferentes unidades en una magnitud homogénea, normalmente una moneda. Pero, qué pasa con aquellos aspectos intangibles como puede ser la reputación, la imagen de marca, la cultura organizacional, el índice de satisfacción de los empleados…
Su cuantificación puede resultar más compleja y subjetiva. De ahí que conseguir un resultado exacto sobre la productividad global sea muy complicado, teniendo claro cómo debe ser la productividad fórmula.