Un recibo de pago es un documento que acredita que el pago por un producto o servicio se ha producido efectivamente, cerrando así el proceso de venta. Cuando se refiere a bienes puede servir como prueba de propiedad, al estar emitido por el acreedor, que es quien transfiere este derecho a cambio del pago de un precio cierto.
Es habitual que en un recibo de pago, dentro del balance de contabilidad, se reúna información relativa a:
No es extraño que este tipo de recibos incluya información completa sobre el vendedor o proveedor de servicios. Aunque los datos que recoge acerca del comprador suelen ser más limitados.
Es importante no confundir este recibo con la factura (para ampliar información, en este artículo detallamos qué es un programa de facturación). Ya que, aunque ambos documentos están emitidos por el acreedor, en este último caso lo que se expide es una solicitud de pago, que puede fijarse a un plazo determinado, como, por ejemplo, a 30, 60 o 90 días.
Tampoco es lo mismo el recibo de pago que el pedido, ya que en una orden de compra se autoriza el envío o la entrega de productos expresando la decisión de pagar por ellos el precio acordado.
La función de comprobante de abono es la más extendida del recibo, especialmente en el medio online, donde se emplea para reforzar la garantía del comprador y ayudarle a justificar su propiedad sobre el objeto del contrato, caso que fuese necesario presentar medio de prueba.
Este tipo de recibos es más que un documento puramente transaccional, ya que contribuye a mejorar la relación entre el comprador y el vendedor o proveedor de servicios, al aportar transparencia al intercambio acordado.
Si bien no existe una forma recogida en la Ley por la que deban regirse, sí que es importante que, al hacer uno se tenga en cuenta:
Además, existen otros elementos que no pueden faltar. Se trata de los siguientes: