Dentro de todos los tipos de liderazgo que se practican actualmente, hay uno que está cobrando especial fuerza debido a las ventajas que presenta. El denominado liderazgo participativo es aquel que tiene en cuenta las opiniones e impresiones de todo el equipo implicado. Esto permite que la totalidad del equipo alcance un mayor compromiso con el proyecto, aunque también presenta algunas limitaciones en contraposición al liderazgo más autoritario o tradicional.
Como su nombre indica, el liderazgo participativo es el tipo de liderazgo que permite la participación de todos los miembros del equipo implicados en un proyecto. Esto se manifiesta a partir de la propuesta de ideas y opiniones, que son deliberadas en conjunto a pesar de que exista una autoridad concreta que sea el referente del liderazgo dentro del equipo.
La principal característica del liderazgo participativo es la forma en la que se toman las decisiones. En el liderazgo autoritario o tradicional, existe una persona que ostenta el cargo de líder del equipo y que es quien lleva a cabo la toma de decisiones de forma unilateral gracias a la ostentación de dicho cargo. Este cargo se adquiere por méritos. Es decir, al menos en teoría, se trata de la persona más capacitada del equipo para dirigirlo, lo que presupone su idoneidad a la hora de tomar decisiones y de imponerlas al resto del equipo.
Por el contrario, en el caso del liderazgo participativo, la función del líder está más cercana a la de un gestor que a la de un jefe. En este tipo de liderazgo las decisiones se toman en función de la opinión de la mayoría, que se manifiesta de forma abierta y libre y que, tras ser contrastada y expuesta frente al resto de ideas y opiniones, debe ser refrendada por la mayor parte del equipo. Una vez que se ejecuta esta deliberación, la función del líder se basará en el desarrollo de las condiciones necesarias para llevar a cabo la elección escogida, pero su opinión tendrá un peso igual o similar al del resto del equipo.
Como es comprensible, el liderazgo participativo presenta una serie de ventajas importantes respecto al liderazgo autoritario o tradicional. Sin embargo, también presenta algunas debilidades que conviene tener en cuenta a la hora de decantarse por uno u otro.
Como se puede ver, el liderazgo participativo presenta ventajas importantes que conviene tener en cuenta a la hora de desarrollar un proyecto. Sin embargo, si se quieren evitar las principales desventajas que puede plantear, la mejor opción es optar por un punto medio. Al hablar de punto medio en el liderazgo participativo se hace referencia a la elección de una vía de tomar decisiones que sea participativa pero, al mismo tiempo, permita que el líder tenga una mayor calidad a la hora de escoger dichas decisiones, pero valorando al mismo tiempo la opinión y aportaciones del conjunto del equipo. De esta forma, se aúnan las ventajas tanto de un modelo como de otro, lo que suele aportar los mejores resultados en la mayoría de los casos.
Practicar el liderazgo participativo fomenta el compromiso de los empleados con el proyecto y con la empresa. En este mismo sentido, es importante tener en cuenta que, para conseguir los mejores resultados, uno de los aspectos que no se puede perder de vista es la satisfacción de los empleados. Los empleados satisfechos con su trabajo son más productivos y adquieren mayor compromiso con la empresa. Existen muchas formas de fomentar esta satisfacción de los trabajadores. Además del liderazgo participativo, también son fundamentales elementos como una retribución salarial adecuada, así como conceder a los trabajadores determinados beneficios sociales que les permitan mejorar su capacidad adquisitiva o la conciliación de la vida laboral y familiar, entre otras propuestas.