Hay empresas que se han visto obligadas a plantearse la reducción de jornada como solución en los últimos meses, debido a las circunstancias. Se suman a muchas otras que ya lo habían propuesto con anterioridad a su plantilla y en las que empleados de distintos perfiles ya optaban por este enfoque para su trabajo.
La reducción de jornada es un acuerdo entre empleador y empleado, en virtud del cual se toma la decisión de que este último disminuirá el número de horas que dedica a su actividad en la empresa. Menor tiempo trabajado implica también menor gasto, sin embargo, en ningún caso debería afectar al vínculo entre ambos.
El pago de los salarios es un coste fijo de la empresa que, con la reducción de jornada mejora la rentabilidad. Reducir el salario de los empleados también reduce su parte de los impuestos sobre la nómina.
Reducir las horas de trabajo de los empleados es eficaz para gestionar los costes operativos durante una recesión económica. También permite gestionar el desempeño del equipo de manera óptima, al asignar más horas a los trabajadores de mayor desempeño y menos horas a los menos eficientes.
¿Qué harías con dos horas extra cada día laboral? ¿Descansar más? ¿Pasa más tiempo con tus hijos? ¿Ir al gimnasio? La reducción de jornada es una decisión que mejora el compromiso y bienestar de los empleados y que causa un impacto positivo en:
Por supuesto, la reducción de jornada inmediata no es factible para la mayoría de las empresas, pero eso no significa que no pueda mejorar el compromiso y el bienestar de los empleados de otras maneras. Por ejemplo, con Ticket Restaurant y la retribución flexible, o proporcionándoles más tiempo de vacaciones, permitiéndoles trabajar a distancia y ofreciéndoles acceso a recursos relacionados con la salud.