En la era de las redes sociales, la información sobre nutrición circula con una velocidad sin precedentes. Sin embargo, no toda es fiable. Muchos mitos alimentarios se difunden sin base científica, generando confusión y, en ocasiones, hábitos poco saludables. Según la Academia Española de Nutrición y Dietética, « la difusión de bulos nutricionales puede desinformar al consumidor, dificultar la adherencia a hábitos alimentarios saludables y socavar la reputación de alimentos básicos ».
Para combatir esta desinformación, repasamos algunas de los mitos más comunes :
Aunque son muy nutritivas, , no aportan todos los nutrientes necesarios para una buena salud. Comer solo frutas y hortalizas, desequilibra la dieta y no se eliminan más tóxicos, pues esa tarea depende del hígado y los riñones.
Eliminar los lácteos no aporta ningún beneficio nutricional a no ser que se deban eliminar por alguna razón de salud, por ejemplo, la intolerancia a la lactosa o la alergia a las proteínas de la leche.
No solo pueden tomar frutas, sino que deben hacerlo a diario y en varias ocasiones. En los alimentos que aportan azúcar y otros hidratos de carbono, es más importante el cuándo, cómo, cuánto y con qué alimentos se toman, que su contenido en azúcar.
Son prácticamente idénticos en energía y nutrientes. Ocurre lo mismo con al azúcar moreno, sirope de agave, panela, etc. La única diferencia sería de tipo sensorial.
El agua no aporta calorías, ni hace que otros alimentos aumenten su contenido en energía.
La frutas tiene el mismo valor nutritivo antes que después de las comidas. Tomarlas de postre es una opción muy saludable, prueba de ello es que en la dieta mediterránea las frutas se han tomado de postre desde hace cientos de años.
Los alimentos sin gluten no tienen ninguna ventaja nutricional para las personas que no deben eliminarlos por alguna razón de salud, por ejemplo, la enfermedad celíaca.
Tienen la mismas calorías, pero el integral aporta más fibra, vitaminas y minerales.
La pérdida es insignificante si se compara con los nutrientes que aporta el resto de la fruto, además, para algunas personas, la piel puede suponer una barrera para consumir fruta.
Son fuente de energía saludable, en especial los integrales. El aporte de calorías depende del tamaño de la ración, la forma de cocinarlos, los alimentos con los que se consumen y la frecuencia de consumo.
Las pérdidas son mínimas cuando se cocinan correctamente: al vapor o al microondas, hervida con poca agua, a temperaturas moderadas y durante el tiempo justo, y se aprovecha el agua para caldos.
Combatir los mitos alimentarios require información clara y basada en evidencia. Como destaca la Academia Española de Nutrición y Dietética, la desinformación no solo afecta nuestras decisiones individuales, sino también la percepción social de los alimentos.
Antes de compartir o adoptar una idea sobre nutrición, asegúrate de que esté respaldada por fuentes fiables.