Las inversiones financieras a largo plazo, ya se haya puesto el capital en bonos, acciones o inmuebles, se basa en dos elementos importantes: la confianza del inversor en el proyecto donde deposita su capital y la diversificación, estrategia que le ayuda a asegurar la rentabilidad de cada euro a más de doce meses vista.
Todas las inversiones conllevan riesgos y es posible que con las inversiones a largo plazo no se obtenga lo que se invirtió originalmente y, por eso, hay que tener en cuenta que el rendimiento pasado no debe verse como una indicación del rendimiento futuro.
La principal ventaja de las inversiones a largo plazo radica en la relación entre la volatilidad y el tiempo. Las inversiones mantenidas por períodos más largos tienden a presentar una volatilidad menor que las mantenidas por períodos más cortos.
Así, cuanto mayor sea el plazo al que queda sujeta la inversión, más probabilidades se tendrán de capear los períodos de mercado bajos. Prueba de ello es que los activos con mayor riesgo de volatilidad a corto plazo, como las acciones, tienden a ofrecer rendimientos más altos a largo plazo que los activos menos volátiles, como los mercados monetarios.
Las inversiones financieras a largo plazo pueden resultar muy rentables especialmente si se tienen en cuenta algunas de las siguientes recomendaciones:
Sin embargo, hay que tener en cuenta que las inversiones a largo plazo difieren en muchos sentidos de las planteadas a corto plazo, puesto que éstas últimas probablemente se venderán, mientras que las inversiones a largo plazo podrían no venderse.
Otro aspecto práctico a considerar tiene que ver con el hecho de que cuando una compañía compra bonos o acciones ordinarias como inversiones, la decisión sobre si clasificar la inversión como de corto o largo plazo tiene algunas implicaciones bastante importantes sobre la forma en que se valoran esos activos en el balance general.
Así, mientras que en el caso de las inversiones a corto plazo se registran en el mercado, y cualquier disminución en el valor se reconoce como una pérdida, los aumentos de valor no se reconocen hasta que se vende el artículo. Por lo tanto, la clasificación del balance de una inversión, ya sea a largo o corto plazo, tendrá un impacto directo en la utilidad neta declarada en el estado de resultados.
En cualquier caso, las únicas inversiones financieras a largo plazo o a corto que interesan son aquellas que generan un rendimiento. Si no se obtiene más del capital que lo que se ha invertido, entonces más que una inversión se está incurriendo en un gasto.