La envidia es una emoción inherente al ser humano. Todos la hemos sentido en algún momento y en distintas situaciones. La envidia en el trabajo no es una excepción.
En este post veremos por qué ocurre la envidia en el trabajo para, a continuación, explicar algunas fórmulas que existen para gestionarla correctamente y evitar que perjudique a la empresa y a sus trabajadores.
Envidia en el trabajo: ¿por qué ocurre?
Existen dos tipos principales de emociones:
- Emociones placenteras. Son aquellas provocadas por un estímulo con el que obtendremos placer si nos aproximamos a él. Por ejemplo, la comida o el dinero. Algunos ejemplos de emociones placenteras provocadas por este tipo de estímulos son la alegría o la satisfacción.
- Emociones dolorosas. Son aquellas provocadas por un estímulo con el que obtendremos dolor si nos aproximamos a él. Esto genera las dos clásicas formas de respuesta de lucha o huida: podemos enfrentarnos al estímulo doloroso peleando o sencillamente alejándonos de él. La envidia en el trabajo es un ejemplo de emoción dolorosa.
Tanto las emociones dolorosas como las placenteras tienen motivos evolutivos. Centrémonos en la envidia en el trabajo. Como emoción dolorosa, las respuestas instintivas posibles serán luchar contra quien nos provoca envidia o bien resguardarnos de ella. Que sea una o la otra depende de cómo sea la persona que se enfrenta a dicha emoción.
Generalmente, la envidia se produce por diferencias entre personas: tú posees algo que yo no tengo y que no puedo alcanzar (esto último es crucial), y esa diferencia hace que sienta envidia hacia ti. Ese «algo» puede ser un sueldo mayor, un favor especial por parte de los altos cargos de la empresa o incluso ver que otra persona es feliz cuando uno mismo no lo es.
Sea como sea, ninguna de las dos respuestas, sea luchar o huir, proporciona nada bueno al trabajador ni a la empresa:
- La lucha genera enfrentamientos entre compañeros y un clima laboral hostil.
- La huida genera problemas de autoestima y de autoconfianza, así como desconcentración y propensión a los errores.
¿Qué podemos hacer para evitar estos efectos tan poco deseados que provoca la envidia en el trabajo? Vamos a verlo.
Envidia en el trabajo: ¿cómo gestionarla?
Ahora que ya sabemos lo que provoca la envidia en el trabajo como emoción dolorosa y los beneficios que implican las emociones placenteras, la solución al problema es clara: debemos transformar la envidia en el trabajo para que se convierta en una emoción placentera.
Esto es más sencillo de lo que parece a simple vista. Para lograrlo, debemos tener en cuenta lo siguiente:
- La envidia y la ambición son dos emociones que surgen a partir de los mismos estímulos. La diferencia principal se encuentra en que la primera es dolorosa y la segunda, placentera. Además, recordemos, la envidia es provocada porque la otra persona tiene algo que yo no puedo tener, mientras que la ambición despierta lo mejor de mí para tratar de lograr lo deseado. Si una persona ha obtenido un logro que yo deseaba, puedo sentir envidia y retraerme en mí mismo pensando que no puedo tenerlo, o bien puedo sentir ambición y poner todo cuanto esté en mi mano para alcanzar ese mismo logro. La empresa puede fomentar una cultura de la ambición para contrarrestar la envidia en el trabajo, pero para ello es indispensable que sus trabajadores conozcan cómo funcionan las emociones. Una formación sobre inteligencia emocional puede proporcionarles los conocimientos que necesitan.
- Los sistemas de gamificación sacan a relucir el espíritu competitivo de las personas y, con él, la ambición. Si otra persona gana más puntos que yo, el juego me impulsará a superarle, pero siempre desde las emociones placenteras que proporciona dicho juego. Cuantos más puntos consiga una persona, más próxima estará de alcanzar aquello que desea.
- Los sistemas de recompensa, al mismo tiempo que premian al trabajador por sus logros, también contribuyen a despertar el espíritu competitivo y la ambición. Si mi compañero obtiene una recompensa (por ejemplo, un ticket regalo), en lugar de sentir envidia, puedo pensar en cómo esforzarme más para obtenerla yo también.
Como vemos, la envidia en el trabajo puede gestionarse para transformarla en ambición y que se convierta en algo positivo para todos.